-He venido a buscarla a ella, sí, se que aunque solo tenga veinticuatro años, resulta raro que su nombre se vea reflejado en mi voz bajo el nombre de: “El amor de mi vida”, pero es así.Es como lo siento, es como lo sentí.Puede ser que piense que estoy loco, y que me queda mucha vida por delante, que qué hace un chico como yo traspasando medio océano para buscarla…se preguntará si no he encontrado a nadie con quien rehacer mi vida, alguien que se le parezca, alguien que me haya echo sentir por lo menos la mitad de lo que algún día llegué a sentir junto a ella.Y le aseguro que no, he tratado de buscar a otra mujer como ella en todas partes del mundo; Paris, Roma,Madrid,Barcelona…pero nada.Nada de lo sentido con aquellas mujeres que apenas duraban quince días en lo mas profundo de mi corazón se asemeja a lo que un día ella me ofreció.Es asi, la quiero.
-¿Pero porqué Nueva York?.-la mujer parece haberse quedado con el nombre de la ciudad de los sueños, quizá no haya escuchado la mitad de lo que acabo de decir, pero se lo perdono.
-Todo tiene su explicación,verá:hace cuatro años, viaje a Nueva York de viaje, con mis colegas.De celebración, de desfase.Ya sabe, un viaje para probar nuevas sensaciones, olvidar un poco los gritos que se esconden tu casa, vivir tu vida con quien tu quieres, con esos que siempre han estado, desde que entraste con tres años al colegio y les preguntaste cuales eran sus jugadores preferidos del Real Madrid,con tus amigos, tus hermanos, compañeros de juergas y de alguna que otra ruptura un tanto dolorosa.Vinimos con lo puesto, a sobrevivir durante un mes aquí,a Manhattan.Y fue allí cuando la conocí.Estabamos en el aeropuerto gritando, con los pasportes en la mano, y las maletas,eufóricos,con los mapas en la mano, mirando cuantos bares íbamos a quemar, cuantos nuevos cocteles íbamos a probar...Cuando de pronto entre una fila enorme, de personas, la ví a ella.Ella,un par de años mayor que yo, pero parecía una niña…y todavía conservo la esperanza de que lo siga pareciendo.La conocí de refilón,sólo la vi durante unos segundos, después desapareció. Seguí mirando hacia atrás,buscando entre la gente, esperando encontrármela, o chocarme con ella, para tener la escusa perfecta y poder ver su sonrisa desde mas cerca, pero ya no la encontré.
-¿Amor a primera vista?.-pregunta Martina
-Si eso supongo.Pero la historia no acaba allí,sigue…escuche, que ahora viene lo mejor.-sonrio recordando aquello, y comienzo a contarle la historia,mi historia,nuestra historia.-Tras aquel encuentro fortuito,me olvide de aquella cara risueña, y pensé que sería una mas, de esas que pasan por tu lado por la calle, te quedas mirando unos segundos hasta que desaparece por la esquina de la calle,pues de esas.Pero un día…estábamos en un bar, si ¿en un bar de esos con cientos y cientos de personas?Como los que aparecen en las películas.
-Lo siento muchacho, pero en mis años , a lo mas “guay” que decis vosotros que podíamos aspirar era a un guateque…pero sí, me hago una idea.-la mujer sonríe.-Por favor, sigue , sigue con tu historia.
-El caso es que estábamos en ese bar, en el centro de Manhattan.No sé com la pude ver,era Sábado, y había cientos y cientos de personas, bailando, apenas teníamos sitio para respirar, solo para movernos un poco, dejarnos llevar por la música, encendernos un cigarro y poco mas.Pero una sensación extraña, como esas veces que tienes la certeza de que estas mirando en la dirección equivocada, decidí girarme, y mirar hacia el otro lado.Y entoncés la ví, allí depié, con un vaso en la mano, con los ojos cerrados, y un vestido blanco, que le sentaba realmente bien.Se dejaba llevar por la música, dulce, sencilla.Sonreí, al recordar esa misma sonrisa que ví en el aeropuerto.Pensé que seria una señal del destino, o algo por el estilo.Así que decidí acercarme a ella, esquivando a todos aquellos neoyorquinos que bailaban de forma descontrolada.-hago una pausa, y recuerdo aquel momento.-Menuda tipa era, dura donde las haya, de esas que te contestan con borderias, pero que a pesar de todo sigues queriéndola conocer…que personalidad, madre de Dios, eso es una mujer.-la señora sonríe, pero no permanece como un mero espectador.
-Pero, pero…¿Cómo te acercaste a ella?¿Que le dijiste?
-Bien…cuando estaba cerca de ella, desprendia como una luz especial, quizá fuesen las luces del local, que se reflejaban a la perfección con ese tono blanco del vestido, o quizá sea porque a fin de cuentas es como un angel.El caso es que me acerqué a ella, me puse a bailar a su lado.Hasta que nuestras miradas se cruzaron.
-Perdona, me estas tapando, ¿podrías irte por donde has venido?-dijo mientras sonreía.
-Lo siento, pero ahora que te he encontrado no puedo irme.
-¿Qué me estas contando?¿Que eres uno de esos pirados desesperados que sale a la busca y captura?Pues permíteme que te diga, que conmigo lo tienes crudo, no tienes nada que hacer chaval.-Y con esa furia, me dio la espalda y siguió a lo suyo.Conseguí volver al mundo real, después de aquella frase que me había descolocado tanto, jamás m había costado tanto ligar con una tia.Así que decidí ponerme otra vez frente a ella, e intentarlo por segunda vez.
-Perdona, pero no intento amargarte la noche, tampoco soy ningún desesperado.Para que veas, te ví junto con tus amigas hace exactamente cuatro días en el aeropuerto de Nueva York.-ella me miró extrañada.-Si, no me mires así, para que me creas…¿ves esa chica de allí regordeta que lleva un vestido verde?Pues esa es amiga tuya.
-Tipo listo.-contestó.-¿Y?¿Que pretendes decirme?
-Pues que desde que te ví, supe que estábamos echos el uno para el otro.Así que hoy te he vuelto a encontrar, son cosas del destino,él quiere que estemos juntos.
-Oh, que bonito.-sonrie.
-¿A que sí? Pues que sepas que es mio.-sonrio, la miro mejor, es mas guapa de lo que recordaba.-Christian,encantado.
Ella duda, no sabe si creerme o salir corriendo, al final de todo decide rendirse.
-Daniela, la chica del aeropuerto ¿no?.-rompe a reír.
La mujer sigue allí sentada, mirándome, con los ojos bien abiertos, pendiente a todo lo que digo, apenas me deja recordar la historia, quiere saber todo, absolutamente todo.
-¿Y?Algo mas tuvo que pasar…vamos sígueme contando por favor,¿qué pasó para que te enamoraras de ella?
-A fin de cuentas pasé toda la noche con ella, hablando de todo un poco, un par de gilipolleces, un par de borderias, un par de frases robadas a algún escritor romántico para intentar conseguirla, eramos jóvenes ¿qué se podía esperar?
-¿Y por una sola noche, estas aquí? ¡Qué juventud!
-Señora por favor, no piense eso de mí, déjeme que siga.Ella había venido por la misma razón pero con un grupo de amigas.Conocimos a sus amigas…
-¿La del vestido verde?
Rompo a reír, pero la mujer tiene razón.
-Si señora, exactamente esa.Le presenté a mis amigos, estuvimos juntos toda la noche.Y ya que la vida de un grupo de hombres sin ninguna mujer, puede resultar demasiado aburrida, decidimos unirnos para quemar la ciudad. Así que eso hicimos.Poco a poco comenzamos a conocernos, y poco a poco me enamoré de ella.
Continuo contándole a la señora mi historia, nuestra historia.Los primeros días, las primeras sonrisas.Nuestro primer beso.Los partidos de baseball por la noche.El parque de atracciones.Los fuegos artificiales con un te quiero de fondo.Los besos bajo la lluvia.Las discursiones.Los celos. Evito entrar en los detalles mas fogosos.Le cuento mi verdad, la historia tal cual es.Pero la señora me interrumpe.
-¿Y entonces, qué falló?
-Todo se rompió el 27 de Julio.El día de vuelta…Yo no era de Madrid, y ella sí.Nos despedimos en el aeropuerto, la vi marcharse con mi sonrisa, mi amor, y una maleta llena de recuerdos.Prometimos llamarnos, e incluso visitarnos.Yo , desde aquel día, sé lo que significa sufrir por amor.
Nos llamábamos con frecuencia, hablábamos todos los días, incluso le enviaba cartas.
-¿Cartas?
-Si cartas, que aunque tuviese veinte años, hay que ver lo que te hace el amor…El amor te hace renacer, te devuelve la felicidad que alguien te quitó algún día, te devuelve la inocencia.Te hace cometer las mayores tonterias del mundo, te hace pasar de estados de puro pánico y al minuto, te hace alcanzar la adrenalina en una esfervescencia pura y dura.Digamos que el amor es el motor que mueve el mundo, el motor que mueve todo, ese hilo invisible que une las cosas, que a veces no vemos, y otras veces nos topamos con él, en el momento menos indicado.
-Sigue, por favor.
-Un día discutimos, no recuerdo muy bien por qué, solo sé que me colgó el teléfono.El móvil dejo de sonar a todas horas, mis mensajes no obtenían respuesta, las cartas se quemaban en el cielo, mis sueños se fueron rompiendo poco a poco…Y desde entonces, no he vuelto a saber nada de ella.-termino.
-Pero…¿y que hacías tú en Madrid? No entiendo nada.
-Pasó un año, sin obtener noticias de ella, así que decidí dejar mi ciudad e irme a Madrid a buscarla.Pero nada, la dirección de remite en las cartas, era un piso vacío en alquiler en la Calle Princesa.Así que llevo dentro de él cuatro años, buscando una señal, mirando debajo de cada baldosa, buscando dios sabe el qué.He estado dando tumbos por Madrid intentándola buscar…preguntando a todo el mundo.Enseñando lo que quedaba de nuestra foto.Buscando por todas partes, pero nada.Pensé, que quizá ella también estuviese como yo, dolida, rota por dentro, desesperada…Y por esa razón habría decidido huir del mundo.¿Y cuando decides dejar todo, olvidarte del mundo, y buscar la paz que haces?
-Huir al lugar donde has sido feliz.-contesta la señora,contenta por haber acertado la pregunta.
-Exacto, y yo sé, que ella fue feliz allí, conmigo entre los rascacielos de Nueva York.