15 de enero de 2011

Llega un momento en el que ves que las cosas que te rodean no se mueven a la misma velocidad que tú.Vas notando como te quedas atrás,como las cosas pasan por tu lado sin más.La gente te adelanta, y ni si quiera se dá la vuelta para devolverte una última mirada, no, ni si quiera eso.Todo eso ya no tiene importancia, ¿por qué iba a tenerla? La gente solo piensa en si misma, nada mas alla, que el Yo y el super yo.No hay más.Y entonces tu te quedas allí depié y te das cuenta como le importas tres cojones y medio al mundo.Que si caes, probablemente nadie se agache a salvarte, y que en ese momento ni los argumentos de autoridad, ni los de ejemplo, ni los de experiencia ni tampoco los de comparación valdrán.Miento, quizá estos últimos sean los únicos que valgan.


Y en ese momento decides cambiar, si, porque es lo mejor, lo mejor para ti.Decides dejar de comer, dejar de sentir, dejar de ser quien eras antes.Porque te has dado cuenta de que en el mundo actual nada importa, mas que la apariencia física.Puedes tener una mente privilegiada, o quizá un corazón enorme, pero eso da igual ¿ a quien va a importarle si no eres como las modelos de la televisión?

Y es allí cuando te sientes presionada.Cuando la presión te puede.Necesitas ser una buena hija, quieres ser la mejor estudiante de tu curso, la mejor amiga del mundo, una excelente oradora, una escritora digna de best-seller…y el poder te puede.Te cubre, te inunda.Y es maravilloso.Porque sientes una evolución.Sientes como maduras, aunque la gente vea en ti a una niñata de mierda.Tu disfrutas.Porque sabes que antes eras débil.Y ahora tienes todo el poder.Te ries de los demás débiles.Y tu sonries para dentro, porque te has convertido en un ser poderoso, capaz de controlarte a ti misma, incluso capaz de controlar tu sufrimiento.Y te descojonas de los demás, que no son capaces ni de guardar esas gilipolleces que dicen con total normalidad.

Para que luego digan, que el mundo no cambia.

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