Nadie la abre, todos esperan que algún alma caritativa, la abra, y todos puedan pasar libres, sin problemas.
Y aparece él, con la toalla sobre sus hombros, sujeta la puerta con una sonrisa amplia, como las suyas.Y todos pasan; uno, otro, otro, el de más allá...y ella.Que siempre es la última, siempre.Quien sabe, quizá lo haga a propósito, dicen que lo mejor se guarda siempre para el final ¿no?
No le hace falta agacharse, para poder pasar por debajo del arco que dibuja su bronceado brazo, aunque estemos a principios de septiembre.Y cuando ella está allí debajo, él la mira, y ella se da cuenta.Se apresura a robarle un beso.Al principio él sonríe y se echa para atrás, intentando esquivarla... bromeando como siempre solían hacer.Pero no puede negarselo, y la broma se esfuma, como las colillas de un cigarro en mitad del mes de Diciembre.La besa dulcemente, instantáneamente.
Él cierra la puerta tras su paso, ambos miran en sentidos opuestos.El grupo se ha separado, cada uno elige el camino que le lleva hasta casa.Ellos dos se miran, se acercan lentamente...y cuando estan cerca, ella rodea su cintura con los brazos, y él la besa.Un beso mas amargo que el anterior.Un leve, casi mudo "hasta mañana" salió de sus bocas, mientras sus caminos, inexorablemente, se separaban.
Pero ambos saben que no se verán mañana, ni pasado, ni al otro, ni dentro de un mes, ni si quiera dentro de dos...es más, puede que no se vuelvan a ver nunca más.Sus caminos han decidido separarse, el verano ha tocado su fin.Y en menos de veinticuatro horas, ella cogerá un tren que les separará para siempre.
***
Se toca la oreja izquierda, y suelta una carcajada.Ha vuelto a perder un pendiente, y eso la hace feliz.Siempre que está con el, pierde un pendiente.Y la ausencia de ese objeto sobre su pequeña oreja, la hace recordad que ha estado junto a él, en una situación, no apta para toda clase de mentes.Para.Piensa en el chillido que le va a dar su madre por culpa de ese pendiente, y deja de sonreír.A pesar de que por dentro sigue haciéndolo.
Avanza por la calle, iluminandola con su sonrisa, además de las numerosas farolas que la rodean, recuerda aquellas palabras, sus amigos, los besos, el desenfreno, la hierba...
Entre recuerdos, su sonrisa, y sus canciones favoritas, llega al final de la calle.La plaza España está iluminada.
Alguien la llama.Se dá la vuelta, y ve a su padre sentado en un portal con un Winston entre los dedos.Ella sonrie, y le dá un beso.
-¿Qué tal te lo has pasado?.-pregunta su padre.
-Genial papá.-contesta sonriendo, está claro que no puede ocultar su felicidad.
-¿Quienes habéis estado?.-vuelve a preguntar.
Ella, dulcemente nombra a cada uno de sus amigos, su padre sonríe, la conoce demasiado bien.
-¿Y ese chico con el que estuviste saliendo en verano, también ha ido ¿no?.-Ella asiente.-¿Y qué?¿Ha pasado algo más?
Ella sonríe.
-No papá tranquilo, solo somos amigos.-le dice.
Ella, le coge de la mano y los dos caminan felizmente, padre e hija, en una ciudad diferente, pero que increíblemente es cada vez más sorprendente.Hablando de la tarde, y de quien sabe cuantas cosas más.
Él, camina feliz, orgulloso de su hija.Y ella, feliz de ser tan buena actriz.Nadie sabrá lo que ha pasado entre ellos dos, eso pertenece a su historia, y a su regalo de cumpleaños.
Buen final para la historia, sisi, me ha gustado. Un besito y feliz año
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