28 de diciembre de 2010

Van caminando, no muy alejados el uno del otro.Ella con una camiseta negra palabra de honor que deja al descubierto su espalda, cruza los brazos sobre su pecho.Él despreocupado, con las manos en los bolsillos, visiblemente nervioso. Ningún tema de conversación en el ambiente, solo nerviosismo, y alguna que otra sonrisa difuminada.Él se acerca delicadamente a ella, y pone su brazo sobre el cuello de ella.Ella sonríe, y siente un escalofrío.
-Habrá que solucionar esto...-dijo él.
Ella, se limita a sonreír.Llegan a una casa, y se cuelan en el jardín, justo en la parte trasera de la casa.
El sol ilumina su sonrisa, es todavía más bonita de lo que había pensado, grande, como a ella le gustan.
El jardín está en cuesta, y él se sitúa en la parte más alta, y ella en mitad de la caida.Todavía parece más pequeña de lo que es.
-Me has producido un gran dolor de cabeza ¿sabes?.-dice, mientras ella mira al suelo.-No sé porque pensaste eso... si dije que queria algo contigo, era porque lo queria contigo, no con nadie más.Me da igual que pienses que las demas son mejores que tú...yo no lo pienso.-terminó.
Ella valientemente, sube la cabeza y lo mirá,guiña un ojo por culpa del sol.
-¿Te ha quedado claro?-pregunta.
-Si...claro, pero yo soy así, no puedo evitar pensarlo, siempre me dejan por otra.Y tú...tú, eres demasiado.-se atreve a susurrar.
-Pero, yo ya he dicho que quiero estar contigo, no con ninguna otra.Y ahora todo aclarado...¿que?
Ella sonríe, se acerca a él decididamente, sujeta su cara entre sus manos, se pone de puntillas y comienzan a besarse.
Entonces él para, y se separa de ella dulcemente.
-Por favor, ponte tu aqui arriba...que si me agacho tanto me duele el cuello.-dice entre risas.
Y los dos se dejan contagiar por esa risa, ella sabe que es pequeña, pero no puede cambiarlo, y él sabe que aunque no sea la mujer mas alta del mundo, es una chica especial.


Tras unos minutos de desenfreno, y pasión, a punto de caer rendidos en el cesped...vuelven juntos de camino a casa, pero esta vez abrazados.Él, la besa en la cabeza, y ella sonrie.
-No somos novios, ni nada por el estilo,  no quiero nada de ir de la mano, ni tonterias, ¿ de acuerdo?.-dice ella tajantemente.
-De acuerdo, ¡a sus ordenes mi sargento!.-dice él entre risas, adora su caracter.-Pero dejame decirte, que si ganamos este partido, habrá sido el día perfecto.


Y ella no sabia, que ese dia habia crecido algo nuevo , y que en un par de días, estarian locos, el uno por el otro.

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