27 de diciembre de 2010

A más de mil metros de altura, siete horas sobrevolando el inmenso océano y esa frase que sigue resonando en su cabeza: << Ella, ya no está >>.Y es cierto,ella no está.Y de pronto el miedo le inunda.
Tiene miedo de volver a pisar su ciudad, y no reconocerla, de que aquellas calles en las que creció se hallan transformado en un simple bloque de asfalto sin ningún valor sentimental para sus viandantes.Tiene miedo de salir a pasear y chocarse con ella, que no le mire a los ojos y se limite a susurrar un : lo siento, a causa del golpe dado.Tiene miedo de salir en su busca y que ella halla huido, sinceramente, espera que halla ido a buscarle.Tiene miedo de que las cosas hallan cambiado, de que ella halla cambiado, de que ya no quede nada de esa chica jóven, y despreocupada, tiene miedo de verla sonreír de la mano de otro, de que sus ojos azules hallan sido sustituidos por el gris y que su juventud halla quedado apagada, como una vela en pleno mes de Diciembre.Tiene miedo de cruzarse con ella, y no saber que es ella.Pero realmente tiene miedo de ser el único que ha cambiado.De ya no ser ese mismo águila libre, con el pelo a merced del mundo.El mismo tipo de aspecto duro, que solía sujetar un Marlboro sin filtro entre sus labios, mientras su mano derecha buscaba un zipo robado en su chaqueta de cuero negra.Ese mismo que aceleraba  con las Ray-Ban sobre su mirada penetrante, de 0 a 100 en su harley trucada, escapando de la estupidez humana.Tiene miedo de no ser ese tipo enfadado con el mundo.Tiene miedo de haberse echo mayor, y haberse olvidado de las cosas pequeñas.Y en ese momento decide mandar a tomar por el culo a las azafatas y a los controladores aéreos.Coje un Marlboro y lo enciende.Se coloca sus Ray Ban y sube el cuello de su chaqueta de cuero desgastada por el tiempo, y se prepara para dar los buenos dias a la ciudad eterna.Nada ni nadie podrá cambiarlo, núnca.



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