2 de octubre de 2010

Mundo frágil


Son las siete.El despertador no ha sonado.Pero instintivamente he abierto los ojos.No sé dónde estoy, si sigo en  mi cama, o quizá en el sofá, o si sigo en ese banco mojado por la lluvia.Las sábanas sobre mi piel, me recuerda que estoy en mi cama, que acabo de despertar, pero mis labios siguen con un dramático y trágico sabor.
Doy vueltas sobre la cama.Cierro los ojos con fuerza, tratando de recordar.


Estaba allí sentada, en mitad de un parque.Sentía el frío aire del invierno despeinando mi pelo, arrastrando las ideas que se agolpaban durante la espera.Observando como los aviones surcaban un cielo oscuro, lleno de nubes, apunto de descargar su ira. Mordiéndome las uñas.Mirando hacia todos los lados.Por que en realidad, sabía que no aparecerías.
De pronto, todo quedó en silencio.Los pájaros enmudecieron, el aire cesó.Mientras tu te acercabas entre las sombras.Te sentaste a mi lado.Sonreíste.Y mi mandíbula comenzó a tiritar.Sujetas con cuidado mi cara entre tus dedos.Me das un beso.Y te vas.


Comprendí, que eso puede ser que jamás vuelva a suceder.Pero cuándo la tristeza inunde cada uno de mis capilares, ese beso, romperá los fracasos, y desintoxicará, ese dramático sabor que en mis labios suele aparecer a causa de las lágrimas derramadas.
Dicen que no podemos vivir a base de sueños.Pero si podemos escondernos en ellos, cuando nos cansamos de luchar, y de vivir la vida real.Son efímeros, dulces, frágiles como el cristal, pero son  nuestros.

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