12 de septiembre de 2010




Tú eres como conducir un domingo nada más levantarse, sintiendo los restos del anochecer y saboreando los rayos que proporciona el amanecer.
Tú eres como un sueño que quizás nunca se haga real.
Yo soy una cara más que aparece a lo largo de tu día quizás insignificante para ti.
Tú eres como despegar un lunes en un avión sin rumbo, sólo sintiendo como las nubes poco a poco nublan tu vista.
Me he cansado de ser honesta conmigo misma, contigo, con el mundo.
Y tú dime, ¿que tengo que hacer para conseguirte?
Haría lo que fuera, por estar a tú lado, porque si tuviese que esperarte, aunque estuvieses a años luz de mí, te esperaría toda una vida y siete más.
Porque el amor es el motor que rige este mundo y aunque con el tiempo se gaste hace que el viaje merezca la pena.

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