22 de septiembre de 2010

Piensa en lo que quieras cuando me dices que no.

Fundidos en un gran abrazo, cubierto por lágrimas, sonrisas paradojicamente tristes, y un final, terminamos nuestro espectacular viaje.
Llegó el momento de cruzar aquella puerta , que separaba nuestra historia, de la vida real.La puerta, la cual me daba miedo cruzar, ya que no conocía lo que había detrás de ella ; quien iba a estar esperándome, si volveríamos a vernos , o si en cambio esa vez era la última vez que veía a mis dos mejores amigos que me habían robado el corazón en un mes.
Me armé de valor, me sequé las últimas lágrimas que recorrían mi cara, sujeté con firmeza el asa de la maleta, y guardé en ella el final de nuestra historia, para no olvidarla nunca.Todos los recuerdos, parecían agolparse en mi cabeza a cámara lenta, mientras corría de camino hacia mi padre, y me sujetaba a él, llorando,gritando,y arañandole la camisa..En ese momento era una mezcla explosiva de sentimientos y sensaciones que nadie podía entender.
Lo peor no fue cruzar esa puerta,no.Eso fue lo más ligero, y lo menos doloroso para mí.Lo peor llegó treinta minutos después.Cuándo allí depié, con la maleta llena de recuerdo descansaba a mi lado, y cuándo parecía que mi ansiedad estaba más calmada...lo ví.
Él,sujetando la maleta entre sus dedos, esos dedos que horas antes habían estado recorriendo cada rincón de mi piel.Sonriendo, esa sonrisa que me gustaba ver cada día, y la que no vería jamás.Él, caminando hacía mí.Seguía allí petrificada, con lágrimas en los ojos que no me dejaban ver con claridad, si eso, era sólo una imaginación, o era real.Se paró delante de mí.Sus labios susurraron un adiós lento, y pausado.Y mis labios, se limitaron a cerrarse con fuerza, para evitar que las lágrimas que caían sobre mi rostro me alimentasen una vez más.Un adiós, como amigos, nada más.Un adiós para terminar nuestra historia.Un abrazo, la última vez que le tuve entre mis brazos, mientras intentaba fingir, evitando las lágrimas, evitando no desintegrarlo con mi abrazo.Pensando, que así, lo tendría para conmigo para siempre.

Lo peor tampoco fue eso.Ni el abrazo, ni su imagen como un amigo más acercándose a mí.Lo peor vino después.Cuándo nuestros cuerpos se separaron para siempre.Dejé de sentir su calor, dejé de sentir el tacto de su piel, la sensación de su barbilla sobre mi cabeza y lo vi desaparecer.Desaparecer entre la gente que se aglomeraba en el aeropuerto, gente feliz, por volver a ver a sus pequeños, gente que deseaba volver a su país, gente que echaba de menos a su gente... gente en distinto estado sentimental que yo.

La última imagen que recuerdo de él, y la mas dolorosa, es la de un chico, que en treinta días había echo de mí la persona más feliz del mundo, un chico, diferente, distinto...mi amigo.Cuándo lo vi subiendo por la rampa mecánica, y logré comprender que esa sería la última vez que lo vería, me odie a mi misma, por no haber tenido el valor suficiente, para contestarle a esa frase que me dijo un día gris que consiguió volver a hacerme vivir, un simple y sencillo te quiero, al que no supe contestar, más que con un simple beso.

Ahora, suelo llorar a solas, le doy la vuelta al reloj.Si algún día sientes que se te rompe el corazón,no te sale la voz, te hundes y no sabes fingir... será porque esté llorando.

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