18 de septiembre de 2010

Montaña Rusa

Un beso en una montaña rusa es lo más excitante,bonito,increíble,emocionante e inesperado que puede sucederte.Es una sensación extraña.
Sentir la libertad que te ofrece el aire cuando alborota tu pelo, mientras te lleva de camino hacia las estrellas, si, hacia las estrellas.Sentir el miedo, de una cuesta demasiado larga, tanto que parece interminable, y de la cual, una caída, un fallo técnico... significaría la muerte.Pero allí esta él, para sujetar tu  mano, transformando todo ese frío que sienten tus capilares, en un dulce y dramático calor.Sentir que la emoción de ese instante aflora cada uno de los rincones que esconde tu cuerpo, incluso esos de los que desconocemos su existencia.Una emoción que sube y baja por tu estómago con total libertad, a pesar de seguir subiendo la cuesta.Una emoción, que obliga a tus ojos a derramar lágrimas, por primera vez, de felicidad.Una emoción, que te obliga a reír a su lado, observando cada uno de sus movimientos ; como susurra alguna frase sin sentido, como sus brazos rodean tu cintura, como te besa en la cabeza, como te mira, como sonríe él también... mientras ese pequeño carruaje para dos, te conduce hacia las estrellas,junto a él.Una emoción, que te obliga a gritar.Sí, a gritar.A cientos de metros del suelo, de la realidad, por encima de la gente que pasea por el parque; niños pequeños que sonríen mientras manchan sus manos de helado, parejas de enamorados que pasean por allí como dos adolescentes con los dieciséis recién cumplidos, como yo, una familia, un grupo de extranjeros...
 Bajo las estrellas, sintiendo el frío de la noche sobre tu cara, sintiendo como el brillo tan cercano de las estrellas te deja ciego.Un grito, suspendido en el aire, que perdurará siglos, y siglos en tu corazón.
Es en el momento de la caída, del descenso de la realidad,dónde allí parados durante unos micro-segundos, él, te rodea con sus brazos, y se acerca a tus labios, mientras tu respiración se acelera.Ese es en el momento, en el que el tiempo se vuelve inversamente proporcional, porque ese beso, es eterno.Un beso eterno, bajo el brillo incansable, de esa estrella, que te lleva esperando durante millones y millones de años para iluminar tu sonrisa.Tu única sonrisa verdadera.
A partir de allí, comienza el descenso inesperado.La dulzura se transforma en adrenalina, en gritos de felicidad mezclados con miedo, en manos que se enredan en el pelo, sonrisas que pasan a velocidad de la luz... pero todo eso, ya es demasiado tarde para que te importe, porque lo que realmente importa, es que él sigue allí,a tu lado, desde el ascenso a las estrellas, hasta la caída del mundo, bajo la luz de esa estrella.Tú estrella.

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