11 de septiembre de 2010



Desde el puerto, apoyada sobre un barrote de madera, observe boquiabierta aquel gran monumento. Caí enamorada de ella, como una niña pequeña que se enamora de su primera muñeca, la cual no quiere estrenar…Mientras observaba la Estatua de la Libertad a lo lejos, junto a los primeros rayos de sol que aparecían en todo el día, él , se acerco lentamente hacia mi, coloco su mano derecha sobre mi cintura, mientras apoyaba la mano izquierda sobre la mía.
Instintivamente, cerré los ojos, y suspiré…Entoncés,él apoyo su cabeza sobre la mía , y susurro:
-Es preciosa.

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